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Nº 410 *SATISFACTION*

abril 3, 2012
Nº 410 *SATISFACTION*

*“I can’t get no satisfaction”*

Mick Jagger

Despertar no es suficiente

hay que salir a caminar

chocarse con los peatones distraídos

joderles la canción del walkman.

Querer no es suficiente

hay que cortarse las uñas

conocer a los suegros

respirar el alquitrán ajeno

aprender a cambiar focos.

Vivir no es suficiente

hay que hacer de cada día una escultura exigua

de cada minuto la posibilidad de un beso

de cada segundo una canción acechante.

Morir no es suficiente

hay dejar esquirlas de ardor en el aire

la frase “se hace lo que se puede” escrita

a dedo en los automóviles polvorientos parqueados.

La fascinación de haber vivido

como aliento fresco en los espejos.

Nº 409 Niebla

abril 3, 2012

Nº 409 Niebla

Ilusión,

sensación de frescor.

¿Que me escondes?

¿Que me ocultas?

Difuminas los contornos,

y eliminas lo superfluo,

para ver lo real,

las almas escondidas,

lo auténtico

Nº 408 *Siglo 21 gramos.*

abril 3, 2012

Nº 408 *Siglo 21 gramos.*

En los confines del universo

una voz en grito extático

sacude las migajas de la existencia

haciendo eco en el vacío

voz a la que sólo un suero

informa del sida y del tormento

cuento sin fin con final de fe, cal,

seco como polvo incrustado en ámbar

cuento con moraleja etérea de saliva fruncida

y ceño de lista de la compra

en los confines del universo

expenden las leyes para tirar piedras

gratis, ejercicios para cincelar el alma,

con una voz profunda enfundada en una sotana rosa

(no hay espadas láser rosas,

y las rojas molan más)

y cirugías para implantar lo (h)ablado

(o ablactado para ovacionar el dictado)

en las postrimerías del culo

allí en los confines del universo

en el reverso de la planicie extensa

ajenada de todos

una mujer muere

a cuenta gramos.

Nº 407 Receta para despedir el año

abril 3, 2012

Nº 407 Receta para despedir el año

 

Échale vino al pavo,

llénalo de hormigas borrachas,

cartas de despedida y facturas de la luz.

Luego córtate el pelo, córtate las uñas,

escúpele en las entrañas

y déjalo reposar.

 

Mientras lo desangras,

lo desplumas,

lo desuellas,

lo deshuesas,

lo desecas;

en una cazuela aparte,

rehoga todo lo que encuentres en tus bolsillos,

añádele los últimos restos de humedad que guardas,

las caracolas de tu colección,

los diez volúmenes de Historia Universal

y ese pijama hortera que te pones por las noches.

 

Cuando todo adquiera un tono verdoso,

espolvoréalo con las cenizas de tus muertos

mientras flambeas las uvas de la suerte hasta quemarlas.

 

Ponlo todo sobre una bandeja

y métela al horno.

Ajusta el punto de sal

de tu casa,

apaga el horno, tíralo por la ventana,

cámbiate de casa

y deja que se pudra todo,

mientras tú,

te vas danzando con tus tripas.

Nº 406 MADRUGADAS CON AGATHA

abril 3, 2012

Nº 406 MADRUGADAS CON AGATHA

 

Millonarios, poetas, aristócratas,

forenses, inspectores, mayordomos,

cruceros de placer, ferrocarriles,

mansiones, palacetes, balnearios.

 

“El cadáver se halló en la biblioteca”,

indicios, pistas, pálpitos, pesquisas.

¿Dardos, dagas, revólveres, curare,

digitalina, arsénico, cianuro?

 

Celos, odio, poder, amor, dinero,

un astuto sabueso, sospechosos,

un asesino audaz  e inteligente…

 

En el silencio cálido de julio

suena la voz del mar y, entre los dedos,

el rumor de las páginas que vuelan.

 

 

Lentos corred, caballos de la noche.

 

Nº 405 HERMOSAS, PERFECTAS, TRANSPARENTES…

abril 3, 2012

Nº 405 HERMOSAS, PERFECTAS, TRANSPARENTES…

Lloviznaba en el patio y en mi alma,

pero coloreaba mi mente con sueños

del verano que tan distante en el tiempo estaba.

Esas gotitas de golpe se transformaban

en fuertes y descarados  rayos de sol.

El musical ruido del agua en la playa

entre las hojitas  a mis oídos llegaban

pero sin ignorar el sonido lastimero

de  las gotitas constantes en la ventana.

Pese a que eran hermosas, perfectas, transparentes,

no lograban que deje de alucinar con enero,

con las vacaciones, sin guardapolvos blancos,

sin libros y tiempo de trabajos escueleros.

Hasta sentía en mi nariz alborotados

cómo bailaban las fragancias de los crisantemos

en el jardín moribundo de mis abuelos.

Con terrible angustia invernal veía

el pulóver con guardas azules arriba

de una camiseta súper gruesa que mi mamá me había puesto.

Lana, que sólo ubicarme hacía

en la espantosa realidad oscura y fría,

como la prueba escrita de Sociales,

bofetada silenciosa que suicidaba

mis caprichosas añoranzas estivales.

Resignada, con el incesante sonido

de las gotitas entre las hojas constantes

y mi ventana, entre el viento y el gris,

repetía cien veces, sin ningún tamiz:

Cristóbal Colón partió de Puerto de Palos.

Entre las gotitas hermosas, perfectas, transparentes

veía a Isabel y a Fernando

jugando a las escondidas en el palacete

ya sin joyas y bellísimos trajes largos,

burlando a mis fantasías de verano

y muriendo en carabelas de juguete.

Borracho de grises, mi corazón suplicaba

que aquellas lagrimitas del inmenso celeste

en algún retazo de la tierra encontraran

un lugarcito para quedarse definitivamente,

que  no sigan rodando, errantes, desangeladas.

Sí, eran hermosas, perfectas, transparentes,

pero se han convertido en aquella mañana

en pedacitos de destellos mortales

clavándose en mis inmaduras entrañas.

Mi piel en cautiverio de tristeza enlutada

inventaba en el aire figuras sonrientes

con dulces sandías y cantos de chicharras.

Como aquellas gotitas hermosas, perfectas, transparentes,

mi letanía de Sociales tampoco cesaba

y con los reyes católicos tomados de mi mano,

mi infancia recitaba:

Cristóbal Colón, partió de Puerto de Palos…

 

Nº 404 VIDA NARRADA EN SONETOS (1ª PARTE)

abril 3, 2012

Nº 404 VIDA NARRADA EN SONETOS (1ª PARTE)

 

I

Hace noventa y tres años nacía

Sin comadrona, manta ni colchón,

Entre trigo, cebada y algodón,

Madre, que en paz descanse, me paría.

Caminos vírgenes de serranía

Día tras día de cada estación,

En la memoria de mi corazón

Verdes paisajes de la tierra mía.

Madre cocía las tortas de pan,

Padre esquilaba a unas cuantas ovejas

Y yo bajaba al pueblo a vender lana,

Y en ocasiones me seguía el can

De la que fue mi primera pareja

De ojos de lince y piel de manzana.

II

Bufanda al cuello en la mañana fría,

Muda de invierno bajo el pantalón,

Calcetín viejo, roído el talón,

Y en tosca espuerta la lana vendía.

Los dos reales que de ella obtenía

Eran guardados en el cinturón

De mi precioso y preciado zurrón

Que fue un regalo de quien me quería;

Ella era dulce como mazapán

Y hermosa como luna que refleja,

Y yo su protector noche y mañana:

Cuando hubo viento yo fui su gabán,

Cuando hubo lluvia yo fui como teja,

Cuando hubo oscuridad fui luz que emana.

III

La adolescencia fue un borroso día,

Si bien también fue de culminación:

Mi niña, ya mujer, cierta ocasión,

De besos y de abrazos me cubría.

Mas bien borroso fue, como decía,

Pues estalló la guerra en la nación,

Y, obligado por la obligación,

Mirando al frente, al frente partía.

Fanática la contienda en su afán

Por morir y matar entre callejas

Nos desplazó hasta tierra catalana

A redimir al eje catalán

Y a su soberanía y entre rejas

A cualquier otra voz republicana.

IV

Contienda que no entiendo ni entendía

Tres años me apartaba del fogón

En el que padre asaba el salchichón

Y madre el agua a cocer ponía,

Así como de aquella melodía

De la muchacha de voz de gorrión,

De la muchacha que era mi prisión,

Que era mi libertad, y que era mía.

Volví para la noche de San Juan,

Que para mí fue como Nochevieja.

¡Hasta en la iglesia sonó la campana!

Y en casa padre estaba en el desván

Y madre preparaba unas lentejas,

Y yo les llamé desde la ventana.

(…)

 

Nº 403 BESO A BESO

abril 3, 2012

Nº 403

BESO A BESO

 

Abrazada a tu cuerpo con dulzura

la serena quietud de polvo y ramas

nos cubrió por entero; parecías

las sirena de un barco en lo lejano…

 

Y la tierra giró para envolverte,

y la luz abrazó tu geografía…

yo besaba el silencio con palabras

y abrigaba tu piel con sustantivos.

 

Cada noche eras algo diferente,

goteando crepúsculos y océanos

sobre aquel territorio soleado

de la parte de atrás de nuestras almas.

 

Extraías la luna de mis labios

con la simple apariencia de un insecto;

y se abrieron los cielos una noche

para hacer que saliéramos del tiempo…

 

Fuiste cálida y frágil, simple y clara,

un torrente de amor y de exterminio;

nos moríamos una vez y otra

para darnos la vida beso a beso…

 

 

Nº 402 LA PLAYA PRIMERA

marzo 31, 2012

Nº 402 LA PLAYA PRIMERA

 

Rumor de lo infinito, verdor pardo y terroso

de mi bahía, blanco fugaz que desvanece

su blancura al morir.

Espigón y velero,

vapor que va a la busca del solar milenario,

alga y concha y pinar, arena blanca y cálida.

 

Ya nunca silbará la misma levantera.

Otros fuegos serán los que me desorienten

y pierdan en la orilla.

Y otras crestas de espuma,

distintas pero iguales, calientes pero frías,

serán las que se instalen en mi pecho de abismos.

 

Hay una línea recta y una línea quebrada

en la playa, horizonte incierto, ciudad silueta,

decorado de brumas.

Y mudan las distancias como mudan los vientos,

porque el aire lo mismo se preña recaliente

que amortigua la fiebre.

 

Ya nunca me helarán esos vientos de ocaso.

Otros vientos irán a celebrar la fiesta

del cielo limpio y claro,

cuando los muelles salen en busca de los barcos

y avanzan evidentes las torres y baluartes,

las catedrales blancas.

 

Revelación del trago salobre, traicionero.

Inducción de los miedos: al agua, al sol, al viento,

a extraviarse sin vuelta;

a morir como el hombre que sacaron un día,

el color de las malvas saturado en sus cueros,

su boca desvariada.

 

Ya nunca me atarán las mismas turbaciones.

Otras aguas verán mis aciagos espantos,

visiones y quimeras.

Otras olas sabrán de iguales ansiedades,

Las de aquel elefante que inmóvil continuaba

librado de la estaca.

 

 

Carne magra de Rubens, vergüenzas reguladas

por el código negro de los negros augures,

apetitos varados.

Espaldas desolladas,

inopia del destino de ozono por llegar,

reloj de digestión, pudor y admoniciones.

 

Ya nunca me liarán los tales estatutos.

Otras tierras pondrán las leyes inmutables

que cambian al capricho

del soplo de los vientos.

Al albur del afán de quien tiene más fuerza

para guiar la veleta.

 

Ella sigue inmutable: su luz, tesoro afable;

las pródigas distancias que van del espigón

a la punta frontera del ávido francés;

la imagen del contorno de la urbe sempiterna,

los vientos alternantes, las olas rumorosas,

las salíferas aguas, las arenas de ardor,

verde pardo y terroso de rumor infinito.

 

Nº 401 LO CIERTO

marzo 31, 2012

Nº 401 LO CIERTO

 

Lo cierto es que jamás te vi tan lejos

de mí como te encuentro hoy. En este

momento, sí. Tú. Ahora que estás

aún aquí, tangible. Acaricias

mi mejilla con el dorso de tu

mano. Tan fría y distante te siento.

Porque no es tu cuerpo el que no consigo

ver;  es a ti, que estás aún aquí.

Lo cierto es que no sé por qué sendero

yerras; dónde floreces y te muestras.

Hacia dónde vagas. Tan solo veo

el estigma de lo que un día fuimos.

Porque sí. Porque somos el recuerdo

de la dicha que compartimos un

tiempo. Cuando podía verte, cuando

estabas todavía aquí conmigo.

Mírame, profundísima, desde ese

mundo en el que surcas, manantial y

cuna de tus ríos, del agua de

la fuente tuya. ¡Océano muerto

mío! Dime, ¿qué ves? Dime si es tu

rostro reflejado en mí. Dime si

soy yo, vacío, desnudo. Tan solo

yo. ¿Acaso me ves desde este mundo?

Lo cierto es que te marchas sigilosa.

Así, como tú eres. Tan prudente

y delicada. Retrocedes con

cautela; sensual como el danzar de una

serpiente. Sin despedidas. Ni llantos.

Como antes, conteniendo el dolor

para que no te vea. Te evaporas

sin vacilar. Sin evasivas. Tu

alma se desvanece en la negrura

de tu cuerpo con el mío, ya desnudo.

¿No ves que el alma sí que llora? Fría

y lejana. Tal es como te siento.

Te pierdes entre las sombras, producto

del encuentro que vivimos. Provecho

resentido. Fruto agrio del olvido.

Lo cierto es que las nubes que dejamos

se duelen, como se duelen las luces

de la habitación que ignoras. Ahora

que tú cuerpo está en su cama. Flaquean

las palabras, las mentiras. Flaquean

 los secretos. Decae, incluso, el mundo

nuestro. Y así, con esta sencillez,

ya te habrás ido para siempre. Y

no me daré cuenta porque ya hoy

no estás aquí conmigo. Miro tu

cuerpo y no te veo. Tus ojos huecos,

tu mirada marchita. Miro las

yemas de tus dedos, tan cerca de mí

y a la vez tan lejos. Tu rostro. Miro

la boca dormida. Y entre un suspiro

y el timbre joven de tu risa, dices:

“¡Eh! ¿dónde estás? Que estoy aquí… contigo.”